Web3 se refiere a la tercera generación de internet, una nueva versión de la web que prioriza la descentralización y el control de los datos por parte de los usuarios, gracias al uso de tecnologías como blockchain y contratos inteligentes. A diferencia de la Web2, donde grandes plataformas centralizadas como Google o Facebook poseen los datos de los usuarios, Web3 pone el poder de vuelta en manos de las personas, quienes pueden tener pleno control sobre sus activos digitales. En este nuevo entorno, surgió una de las tendencias más revolucionarias del ecosistema: El Gaming Web3, que ha dado lugar al fenómeno de Play-to-Earn (P2E).
El concepto de Gaming Web3 no tiene un único creador, sino que fue el resultado de la evolución conjunta de varias innovaciones tecnológicas y filosóficas que giraban alrededor de la blockchain. Sin embargo, un nombre destacado en este espacio es Vitalik Buterin, el creador de Ethereum. Aunque Ethereum fue concebido como una plataforma para contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas (dApps), pronto se descubrió su potencial para albergar juegos descentralizados, donde los jugadores pudieran ganar criptomonedas y poseer activos digitales verificables en la cadena de bloques.
A lo largo del tiempo, compañías como Sky Mavis, con su juego estrella Axie Infinity, y otros pioneros como Decentraland y The Sandbox, tomaron estos conceptos y los llevaron al ámbito del entretenimiento, creando economías virtuales donde los jugadores podían intercambiar, vender y utilizar sus activos digitales de manera completamente descentralizada.
El propósito principal de los juegos Web3 era empoderar a los jugadores, dándoles un mayor control sobre los activos que ganaban o adquirían en los juegos. En los modelos tradicionales de videojuegos, los activos (como personajes, armas o skins) son propiedad de las compañías que desarrollan el juego, y los jugadores no tienen derechos reales sobre ellos.
Web3 cambió esto al permitir que los jugadores realmente posean los activos que ganan en los juegos, gracias a la utilización de tokens no fungibles (NFTs). Estos activos son únicos, verificables y pueden ser transferidos, vendidos o intercambiados en mercados externos sin la necesidad de recurrir a una autoridad centralizada. Así surgió el concepto de Play-to-Earn (P2E), donde los jugadores no solo juegan por diversión, sino que también obtienen recompensas monetarias en criptomonedas, creando nuevas formas de ingresos y oportunidades financieras, sobre todo en comunidades subdesarrolladas o económicamente vulnerables.
Los primeros juegos en la blockchain fueron sencillos y enfocados principalmente en la propiedad de activos digitales. Un ejemplo temprano es CryptoKitties (2017), donde los usuarios podían criar y comerciar gatos digitales únicos en la blockchain de Ethereum. Aunque la jugabilidad era limitada, sentó las bases para los juegos Web3 al mostrar cómo la blockchain podía garantizar la escasez y la propiedad de activos digitales.
A medida que la tecnología avanzaba, juegos más complejos comenzaron a surgir, como Axie Infinity, que incorporó elementos de estrategia y combates, mientras permitía a los jugadores ganar criptomonedas (en este caso, SLP, un token ERC-20). Esta evolución impulsó a millones de personas a unirse al movimiento Play-to-Earn.
Con el paso del tiempo, los juegos Web3 han continuado expandiéndose, integrando gráficos mejorados, experiencias de juego más sofisticadas, y sobre todo, el surgimiento de metaversos como The Sandbox o Decentraland, donde los jugadores pueden crear, explorar, y monetizar sus propias experiencias dentro de un entorno virtual compartido.
La pregunta de si los juegos Web3 valen la pena es compleja y depende del punto de vista del jugador. Para algunos, especialmente en economías complicadas, los juegos P2E han representado una fuente significativa de ingresos. Sin embargo, hay desafíos que deben considerarse: La avaricia que acaba con la emoción de los nuevos jugadores por divertirse, la volatilidad de los mercados de criptomonedas que puede afectar el valor de los activos digitales, y la sostenibilidad de los modelos Play-to-Earn a largo plazo aún está en discusión.
Si estás interesado en profundizar en esta pregunta, te invitamos a leer nuestro artículo dedicado a "¿Valen la pena los Juegos Web3?", donde mencionamos los pros y contras de este nuevo paradigma en los videojuegos.
El futuro de los juegos Web3 es prometedor, pero también incierto. En los próximos años, se espera que la adopción de estas tecnologías crezca, especialmente con la incorporación de más jugadores, empresas y desarrolladores que vean el potencial del gaming descentralizado. Sin embargo, también hay retos por delante: la necesidad de mejorar la escalabilidad de las blockchains, la creación de experiencias más atractivas para el jugador promedio y la regulación de los activos digitales a nivel global.
Se espera que las experiencias de juego sean cada vez más inmersivas, aprovechando tecnologías como la realidad aumentada (AR) y la realidad virtual (VR) en combinación con las economías de tokens en blockchain. Además, los proyectos futuros podrían integrar modelos económicos más complejos, que permitan a los jugadores tener más formas de ganar y gastar dentro de estos ecosistemas digitales.
En definitiva, los juegos Web3 y el modelo Play-to-Earn están apenas comenzando a explorar su verdadero potencial. A medida que las tecnologías blockchain y Web3 maduren, es probable que veamos un ecosistema más robusto, seguro y entretenido ¿Estás listo para ser parte de esta revolución? Únete a OLA y cuéntanos tu opinión ¡El futuro del gaming está aquí!
3
0
NEWSLETTER
¡Suscríbete!
Y entérate de las últimas novedades
Otras novedades que podrían interesarte
Etiquetas