A las 11:48 UTC, Cloudflare —empresa que gestiona cerca del 20% del tráfico web mundial— sufrió una degradación masiva en sus servicios internos. El incidente generó errores HTTP 500 y falsos mensajes de “amenaza de seguridad” en millones de sitios y aplicaciones. Aunque se descartó un ciberataque, la anomalía interna dejó sin acceso a plataformas esenciales para millones de usuarios.

La caída afectó severamente a servicios fundamentales para la comunidad gaming:
Este apagón digital no solo frustró a jugadores casuales, sino que también afectó a streamers, organizadores de torneos y desarrolladores, quienes vieron interrumpidas sus actividades profesionales.

Cloudflare actúa como un escudo y acelerador para miles de sitios web, ofreciendo servicios de CDN, seguridad y optimización de tráfico. Su infraestructura es tan omnipresente que, al fallar, provoca un efecto dominó que paraliza desde redes sociales como X (antes Twitter) hasta herramientas de IA como ChatGPT.

Aunque el equipo de Cloudflare comenzó la mitigación del problema rápidamente, los errores persistieron al menos hasta las 13:09 UTC, sin una hora estimada de resolución. Usuarios reportaron intermitencias durante toda la mañana, lo que generó incertidumbre y caos en comunidades digitales.

La caída de Cloudflare expone la fragilidad de la infraestructura digital que sostiene el gaming moderno. Desde servidores de juego hasta plataformas de comunicación y streaming, todo depende de una red de servicios interconectados. Este incidente podría impulsar a estudios y plataformas a diversificar sus proveedores y fortalecer sus sistemas de contingencia.
La caída de Cloudflare nos recuerda que incluso el mundo digital más robusto puede tambalearse en segundos.
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